![]() |
EL AUTOR es periodista. Reside en Santo Domingo. |
Es evidente que el oficio de sicario se ha establecido en el
país de tal manera que ante la ineficiencia de la Policía Nacional y los
organismos de seguridad del Estado, esta forma criminal de ganarse la vida ya
es común.
No pasan
días en que cualquier persona sea asesinada tomando como parámetro la
utilización de motores de dos ruedas como vías fáciles para cometer el delito y
huir de las autoridades.
El
sicariato, tiene sus inicios en el hampa norteamericana principalmente de la
época de Al Capone y otros traficantes no necesariamente de drogas que operaban
en los años 50 en los Estados Unidos.
Con el
tiempo y ante la proliferación del crimen organizado en varias partes del mundo
la muerte del contrario se volvió una necesidad y ante la imposibilidad de
poder hacerlo el ideólogo del delito pues enviaba sus sicarios.
En esta
media isla la muerte por encargo se ha vuelvo un trabajo especial de tal manera
que vemos a cada momento cualquier tipo de crimen por medio de este método
propio de desalmados delincuentes que cobran por asesinar.
Las
autoridades represivas dominicanas tan efectivas para perseguir históricamente
a la oposición política hasta el momento no han dado pie con bola para frenar
el crimen organizado que se manifiesta también mediante el sicariato.
La vida
de cualquier ciudadano criollo y hasta de extranjeros residentes vale muy poca
cosa, lo que determinen el promotor y el ejecutor del delito.
Las
inversiones en tecnología y en hombres preparados para luchar contra la
delincuencia está muy retrasada de tal manera que la Policía da pena cuando
inicia la investigación de cualquier actividad delincuencial.
El
afectado que denuncia un robo u otro delito en su contra es víctima hasta de la
propia Policía que les solicitan hasta ayuda económica para poder continuar con
el caso planteado.
Al final
la gente termina abandonando su denuncia ya que en muy pocas ocasiones
encuentra solución a su situación.
Los
crímenes por encargo deberían tener la persecución de una unidad especial
dentro de la llamada institución del orden, me parece que eso no existe.
Deben ser
elementos policiales formados profesional y moralmente para luchar contra un
mal que afecta cada día a nuestra sociedad.
Se ha
planteado aparentemente que mientras menos hable el Director de la Policía
antes Jefe que al final es lo mismo, y su vocero, menos se sabrá sobre la
delincuencia y eso es un error. La proliferación del crimen principalmente por
sicariato mientras más se apañe más abundará, sino averigüen con los afectados
por esta epidemia de delincuencia moderna que tiene atado de manos al Estado.(al momento)